Los últimos años han supuesto una verdadera revolución en el desarrollo digital. Sobre todo en lo que respecta al comercio online o a nuevas soluciones de ocio y entretenimiento como las plataformas de contenidos audiovisuales. Sin embargo, y lamentablemente, este impulso ha venido acompañado por una creciente actividad ciberdelincuente que está poniendo en jaque a empresas y Estados.
Tanto es así que cada vez nos familiarizamos más con conceptos como ransomware o secuestro de datos, normalmente acompañado de la petición de un rescate; fleeceware o apps con suscripciones abusivas encubiertas, y scams, estafas que llegan a nuestra bandeja de entrada y que tratan de obtener dinero mediante mensajes fraudulentos.
Sin ir más lejos, el pasado año se registraron tres de los casos más sonados en materia de ciberseguridad, con artimañas cada vez más sofisticadas y difíciles de detectar y resolver.
Secuestro de datos en el Servicio Público de Empleo
En el mes de marzo, el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) era víctima de un importante ciberataque que tuvo, como principal sospechoso, el virus de secuestro informático Ryuk. El SEPE pasaba así a engrosar una larga lista de organismos públicos hackeados a cambio de un rescate económico.
El ataque supuso el acceso de los ciberdelincuentes a los archivos de dicho organismo y el bloqueo de equipos informáticos individuales, lo que supuso la anulación, por ejemplo, de 200.000 citas. Las probabilidades de sufrir un ransomware en nuestro país han aumentado exponencialmente.
Mediamarkt, contra las cuerdas
La gran compañía Alemania sufrió su peor ataque en vísperas del Black Friday, en el mes de noviembre. El capítulo de ciberdelincuencia afectó gravemente a sus tiendas en distintos países europeos, entre ellos España, al propagarse por más de 30.000 servidores Windows. El rescate solicitado superaba los 200 millones de euros.
Los ataques de sextorsión, a la orden del día
Este tipo de estafa se materializa en un mail (ya sea al correo de empresa o al personal) que advierte al usuario de que su cámara, la del teléfono móvil, tableta u ordenador, ha sido hackeada. Como consecuencia, el ciberdelincuente de turno posee información delicada y personal del afectado o afectada, o eso dice, en concreto vídeos sexuales o desnudos, que de no ser rescatados (mediante pago) de inmediato, se pondrán en circulación de manera pública. Obviamente, no existe tal contenido.
Si has sido víctima de algún ataque similar o quieres curarte en salud antes de tener que lamentarte, confía en una empresa de seguridad informática profesional. Adoptar soluciones en línea que tapen posibles brechas de seguridad es el primer paso contra la ciberdelincuencia. Tu reputación y la actividad de tu negocio están en juego.
